Resalta como una prioridad que todos los pacientes puedan beneficiarse por igual de un diagnóstico de precisión y de los fármacos más innovadores

El doctor Andrés Cervantes, director científico del Instituto de Investigación Sanitaria INCLIVA, jefe de Oncología Médica del Hospital Clínico de València, catedrático de Medicina de la Universitat de València (UV) y presidente de la Sociedad Europea de Oncología Médica (European Society for Medical Oncology- ESMO), ingresó ayer como Académico de Número en la Real Academia de Medicina de la Comunitat Valenciana, donde pronunció su discurso preceptivo bajo el título ‘Medicina de precisión: buscar la diversidad para reforzar la equidad’.

En su intervención, el Dr. Cervantes destacó el impacto de la medicina de precisión -“un modelo transversal que alcanzará a todas las áreas de la medicina”-, aunque se centró en la oncología, su especialidad. “Precisar es discriminar y distinguir, enfocar y reconocer lo diverso entre lo aparentemente igual”, afirmó, al tiempo que recalcó la necesidad de reforzar la equidad en el acceso a los avances de las investigaciones, para que todos los pacientes puedan beneficiarse.

En el acto de ingreso en la Real Academia de Medicina, celebrado en el Aula Magna de la Facultad de Medicina de València, el Dr. Cervantes tuvo palabras de agradecimiento para los miembros de la institución que han apoyado su candidatura -en especial a los profesores Rafael Carmena, Ana Lluch y Javier Chorro- y también para sus padres –por hacer hecho posible su acceso a una educación superior–, para toda su familia –por su generosidad, empatía y por hacerle “comprender lo importante qué es vivir el día a día y disfrutar la cotidianidad sin encumbrarse ni alejarse de lo concreto” y para sus profesores en “la entonces joven Universidad de Murcia”, de quienes aprendió que “la Medicina como arte y como oficio se estableció hace más de dos mil quinientos años para aliviar el sufrimiento de los seres humanos y que su fundamento, para no desviarse del rumbo, ha de estar enraizado en la ciencia y en la investigación”. “Capté en ellos un especial compromiso por educar y despertar en cada uno de los estudiantes esa noble atracción por la excelencia. La pasión por enseñar está íntimamente vinculada con la pasión por aprender y descubrir”, dijo.

El Dr. Cervantes se refirió también a sus mentores, Javier García-Conde Brú y Herbert Michael Pinedo, ambos directores de su tesis doctoral, que completó en la Universidad Libre de Amsterdam, donde dijo que se forjó su “pasión por la ciencia traslacional en paralelo con la medicina clínica”.

Uno de los elementos claves de su discurso fue la idea de que el cáncer, que se ha vinculado a criterios anatómicos, ligados al órgano de origen –utilizando referencias como cáncer de pulmón, de mama o de colon-, o incluso al tejido de origen, “tiene también conexión con una serie de criterios biológicos que se denominan agnósticos y que son transversales a diversas localizaciones anatómicas o diferentes formas anatomo-clínicas de una enfermedad”. “Lo que les une, más allá de consideraciones morfológicas, es una anomalía biológica común, de la que deriva un comportamiento clínico particular y en muchas ocasiones una sensibilidad específica a determinados fármacos, que son diseñados para bloquear la actividad biológica concreta de dichas alteraciones moleculares”, explicó.

La detección de los mecanismos moleculares de activación de genes, que suponen la amplificación o sobreexpresión, las mutaciones y los reordenamientos o fusiones, “ha revolucionado el abordaje diagnóstico y el tratamiento de muchos tumores” y “es hoy en día imprescindible en la toma de decisiones en la práctica asistencial”, afirmó el Dr. Cervantes. “El reconocimiento de esta diversidad biológica es imprescindible para aplicar criterios de medicina de precisión y abordar cada paciente según la adicción oncogénica específica que presenta”, dijo. Para ello, continuó, es necesario “un análisis detallado de la información genómica o transcriptómica obtenida y una interpretación ajustada a la situación y necesidades del paciente, que se convierte en el centro de la estrategia de la medicina personalizada de precisión”, que realizan los comités de oncología molecular, de carácter multidisciplinar, donde se reúnen patólogos, biólogos moleculares, clínicos, bioinformáticos y otros especialistas implicados en las decisiones sobre el tratamiento a aplicar.

El Dr. Cervantes se detuvo en las indicaciones agnósticas, que refuerzan el criterio de que “algunas anomalías moleculares son tan relevantes que, independientemente del órgano donde el tumor está asentado, contribuyen a determinar la prioridad del tratamiento”. “Todas las indicaciones agnósticas son infrecuentes y por tanto nos desafían para comprender mejor sus mecanismos etiopatogénicos, por los cuales estos tumores se generan, desarrollan y progresan en determinados individuos causando síntomas y desafiando nuestras capacidades para modificar el curso natural de la enfermedad. Más que nunca el aforismo hipocrático de que ‘no hay enfermedad, sino enfermos’, se hace más real y concreto”, explicó.

Ante la trascendencia de estos hallazgos, el Dr. Cervantes, afirmó que la aplicación de la medicina de precisión tiene que salvar aún “algunas limitaciones obvias que pueden dificultar su desarrollo”. “Para ello, hay que abordar la validación de los biomarcadores predictivos, el riesgo de inequidad, las dificultades de acceso a las nuevas tecnologías diagnósticas y a la innovación terapéutica, más un tema fundamental de fondo, que es la sostenibilidad del sistema sanitario”, dijo. A este respecto, se refirió a la escala ESCAT elaborada por ESMO para evaluar y validar las diferentes alteraciones moleculares de cara a decidir las decisiones a tomar con diversas terapias dirigidas, que se incluyen en sus guías de práctica clínica “que son seguidas de forma global con más de tres millones de descargas por año en la web de la sociedad para visualizar y recomendar sobre todo la determinación de aquellas anomalías moleculares de las que derivan acciones terapéuticas que pueden favorecer una mejor supervivencia o control de la enfermedad”. “Difundir este conocimiento para priorizar su implementación en la práctica clínica y favorecer su diseminación con adecuados niveles de evidencia es muy importante para superar barreras de la rutina que retrasa el acceso de los pacientes a estas innovaciones diagnósticas y terapéuticas”, añadió.

El Dr. Cervantes se refirió también al acceso a las tecnologías de diagnóstico biomolecular, como “imprescindible para reducir la inequidad en un modelo de cuidados que va a transformar la práctica asistencial”.

Destacó la implementación de la medicina de precisión como “un paso necesario que se ha extendido a la práctica asistencial desde la investigación clínica y traslacional y en especial en el nuevo modelo de desarrollo de nuevos fármacos en oncología, tanto en terapias dirigidas como en inmunoterapia”. En este sentido, hizo referencia a la Unidad de Ensayos Clínicos Fase I de INCLIVA, que se puso en marcha en 2004 y ha permitido ayudar a más de 1.200 pacientes a aliviar su enfermedad. Aludió también a dos instrumentos de la medicina de precisión que van más allá de los análisis moleculares del DNA o RNA extraídos del tumor primario. “Se trata, primero, de los modelos funcionales de medicina de precisión, que implica el establecimiento de organoides o la implantación de tumores humanos en ratones atímicos, que carecen de inmunidad celular, permitiendo modelos de estudio con potencialidad traslacional muy relevante, y, segundo, de biopsia líquida, que supone el estudio en la sangre periférica o en otros fluidos corporales de material proveniente del tumor, ya sea DNA circulante tumoral, microRNAs, exosomas o cualquier otro producto”.

El Dr. Cervantes ensalzó la relevancia de los estudios de los investigadores de INCLIVA en diferentes especialidades de la oncología, gracias a cuyos hallazgos se han beneficiado muchos pacientes, así como del compromiso de los profesionales del Hospital Clínico con quienes trabaja. Entre ellos, destacó a la Dra. Ana Lluch, que dirigió el servicio de Oncología durante más de una década, de quien dijo haber dejado en él “una huella de responsabilidad, profesionalidad y cercanía a los pacientes, que siempre han sido su prioridad”. Fue precisamente la Dra. Ana Lluch, investigadora de INCLIVA, oncóloga del Hospital Clínico, y catedrática de la UV, quien contestó ayer al Dr. Cervantes en su ingreso en la Real Academia de Medicina, en nombre de esta corporación.

El Dr. Cervantes finalizó su intervención resaltando “la importancia de una medicina de precisión que tiene un fuerte poder de discriminación, con la posibilidad de reconocer lo diverso, de distinguir los matices y el color de los hechos diferenciales, que el blanco y negro o gris anterior no nos permitía discernir”, porque “comprender las bases del enfermar humano nos acerca al modo más preciso de revertirlo”. Resaltó, de nuevo, que “medicina de precisión implica diagnóstico de precisión y también tratamiento de precisión” pero que no hay que olvidar que “el acceso al diagnóstico de precisión es esencial, así como el acceso a los fármacos innovadores que hacen realidad esta promesa”. “Está en manos de la sociedad facilitar que este camino sea más ágil y adaptativo. Los ganadores fundamentales en este proceso han de ser los pacientes; y los demás, profesionales, autoridades regulatorias y pagadores han de tener su prioridad en desarrollar unos servicios sanitarios que sean sostenibles y eficientes, centrados en el enfermo, continuando otra vez aquella afirmación enraizada en los principios hipocráticos de vigencia perenne: ‘Curar cuando se pueda, aliviar con frecuencia y consolar siempre’”, concluyó.